La escuela
puede segregar y seleccionar, o incluir, esto constituye una dimensión más en
el concepto de Calidad Educativa ¿Qué aprendizajes estimulan las escuelas
inclusivas? ¿Qué relación tiene con los valores?
La tensión entre segregación e inclusión está presente en todos
los sistemas educativos del mundo. En algunos países se busca proporcionar a
todos las mismas oportunidades para aprender promoviendo el desarrollo de
escuelas que den cabida a la diversidad del alumnado, mientras que en otros se
tienen diferentes tipos de escuelas para distintos grupos de alumnos. Una
escuela inclusiva es en esencia una escuela democrática y plural que acoge a
todas las personas de la comunidad, sin mecanismos de selección o
discriminación de ningún tipo, y transforma su cultura, organización y
propuesta pedagógica para que todos los estudiantes participen y tengan éxito
en su aprendizaje.
Una cultura inclusiva se caracteriza por un ambiente de acogida
y apoyo, en el que todas las personas de la comunidad educativa son igualmente
respetadas y valoradas, y en el que se tiene la firme creencia de que todos los
estudiantes pueden tener éxito en su aprendizaje si reciben los recursos y las
ayudas necesarias. Las escuelas inclusivas parten del supuesto de que los
alumnos con capacidades y experiencias distintas aprenden mejor juntos
interactuando entre ellos, por lo que el aprendizaje cooperativo es una
estrategia privilegiada. La participación es otro elemento fundamental de una
escuela inclusiva y un derecho fundamental de los estudiantes, que requiere
ofrecer múltiples oportunidades para que todos participen lo más posible del
currículo y de las actividades escolares, así como establecer canales de
gobierno democrático, de forma que toda la comunidad educativa esté involucrada
en la toma de decisiones que le afecta.
Las escuelas
inclusivas favorecen el aprendizaje de todos los estudiantes y la integración y
cohesión social
La heterogeneidad u homogeneidad en los agrupamientos de los
estudiantes es un debate constante en los sistemas educativos. Las escuelas
homogéneas impiden a los estudiantes aprender de otros con experiencias
distintas a las propias y no contribuyen al fortalecimiento de la ciudadanía ni
a la democracia. Las escuelas heterogéneas, por el contrario, aseguran la
igualdad de oportunidades, son más innovadoras, logran mejores aprendizajes y
un mayor desarrollo profesional de los docentes.
Los beneficios de la diversidad en el aprendizaje están
ampliamente documentados. Numerosos autores han mostrado el efecto positivo de
los pares en el rendimiento académico, las relaciones interpersonales y el
desarrollo personal. Los resultados de PISA 2003 muestran que la existencia de
diferentes formas de selección académica no tiene una relación significativa
con el nivel global del desempeño de los países, explicando entre un 6 y un 10%
de la varianza de los resultados y, sin embargo, atentan contra la equidad. Por
su parte, el Segundo Estudio Comparativo y Explicativo (SERCE) ha constatado
que la segregación escolar por condiciones socioeconómicas y culturales afecta
negativamente al aprendizaje, siendo la segunda variable en importancia para
explicar el nivel de desempeño de los estudiantes, especialmente en el área de
lenguaje.
La segregación, además de ser un acto discriminatorio, genera
fuertes desigualdades y reproduce la segmentación social y la fragmentación
cultural. El hecho de que determinadas escuelas sean excluyentes conlleva que
aquellas que aceptan a todos, especialmente las públicas de contextos más
desfavorecidos, terminen concentrando un alto porcentaje de estudiantes con
mayores necesidades educativas que no pueden ser atendidas adecuadamente con
los recursos disponibles, por lo que difícilmente se podrá ofrecer una
educación de calidad a todos los alumnos. Se da entonces la paradoja de que las
escuelas que reciben a todos, haciendo efectivo el derecho a la educación, se
encuentran en una situación de desventaja, especialmente en aquellos sistemas
educativos donde los incentivos están asociados a los resultados de aprendizaje
de los alumnos.
Es preciso revisar las políticas de admisión y adoptar medidas
legales para que no se haga discriminación alguna en la admisión de los alumnos
en las escuelas públicas, o financiadas con fondos públicos, de forma que haya
una distribución equilibrada en los centros de aquellos estudiantes con mayores
necesidades. No obstante, igualmente habrá escuelas que por diferentes causas
tendrán un mayor porcentaje de estos estudiantes, y será necesario desarrollar
sistemas de apoyo y proporcionar recursos adicionales para asegurar que tengan
éxito en su aprendizaje.
Las escuelas
inclusivas son un medio fundamental para aprender a vivir juntos y construir la
propia identidad
La diversidad implica participar en los valores democráticos y
cultivar la solidaridad. Una de las finalidades que se atribuye a la educación
en los diferentes instrumentos de carácter internacional es la de fomentar la
comprensión, la tolerancia y las relaciones entre todas las naciones, grupos
religiosos o raciales, y el mantenimiento de la paz. Para lograr este objetivo
es imprescindible que los niños y jóvenes tengan la oportunidad de educarse en
escuelas que eduquen en y para la diversidad, desarrollando valores y actitudes
de solidaridad y valoración de las diferencias, y respetando los valores del
pluralismo, la comprensión mutua y la paz; es decir, aprendan a vivir juntos
(UNESCO).
La percepción y la vivencia de la diversidad permiten, por otra
parte, construir y reafirmar la propia identidad y distinguirse de otros. El
ser humano se realiza plenamente como miembro de una comunidad y una cultura,
pero también en el respeto a su individualidad, por lo que otro aspecto
fundamental de la educación ha de ser “aprender a ser”, que es fundamental para
conocerse y valorarse a sí mismo y construir la propia identidad, para actuar
con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal
en las distintas situaciones de la vida (UNESCO).
La inclusión en la sociedad o en la escuela no puede hacerse a
costa de negar o desvalorizar la identidad personal y cultural porque, además
de vulnerar un derecho fundamental de las personas, no se logrará una verdadera
participación ni un aprendizaje efectivo. Los estudiantes que pertenecen a los
grupos sociales y culturas con menor vinculación a la cultura escolar tienen
normas, valores, creencias, comportamientos y visiones del mundo que no son
considerados en los procesos de enseñanza y aprendizaje, lo cual conduce a un
sentido de no pertenencia y a un menor progreso que en muchos casos termina en
el abandono de la escuela. La desvalorización de los saberes y experiencias que
aportan los estudiantes dificultará que realicen aprendizajes significativos,
desmotivándose al no percibir la pertinencia de los contenidos en relación
consigo mismos y con su contexto.
Extraído
de
La
atención educativa a la diversidad: las escuelas inclusivas
Rosa
Blanco
En
Calidad,
equidad y reformas en la enseñanza
Álvaro
Marchesi
Juan
Carlos Tedesco
César
Coll
Coordinadores